jueves, 31 de diciembre de 2009

Un hermoso broche final

Hola amigos, cuando creía que el balance del 2009 estaba cerrado, me he topado con un hermoso broche final: La escritora Blanca Miosi ha tenido la amabilidad de dedicarme una entrada en su blog.

Como podréis ver quienes lo visitéis (y os lo recomiendo por su calidad), la entrada de Blanca está basada en la entrevista que me hizo en Prosofagia, aunque algo más extendida. Esto indica su calidad humana, porque siendo, como es, una escritora consagrada, tiende una mano a alguien como yo, un aspirante a escritor que aún no ha publicado.
¡Muchas gracias, Blanca!

Y me despido deseándoos un ¡feliz 2010!:
¡Qué todos vuestros deseos se cumplan!

sábado, 26 de diciembre de 2009

BALANCE 2009

Hace un año, más o menos, acababa de terminar mi tercer manuscrito y daba mis primeros pasos por los foros literarios. Así, en noviembre, había descubierto el post abierto por Elisabet (Montse de Paz) en Bibliotecas Virtuales, conociendo a otras personas que, como yo, trataban de hacerse un hueco en el sector editorial.
Si intento recordar mis sensaciones de entonces, creo que me encontraba en un ficticio estado de gracia: Poseía una especie de ingenuidad que, supongo, rodea a todos los escritores en ciernes. Plenamente convencido de mis posibilidades, de mi obra, no podía siquiera imaginar que ésta tuviera fisuras o problemas de ninguna clase. Ni siquiera me había planteado el revisar en profundidad mis manuscritos. Este alarde de inconsciencia me llevaba en ocasiones, y debo confesarlo, a creer que “el problema” de no publicar era culpa, únicamente, de “otros”.
También recuerdo que por aquella época recibí varias cartas y llamadas de teléfono de supuestos editores que alababan mi obra pero que pedían, a cambio de la publicación, aportaciones económicas. Algunas parecían atrayentes, como la compra de un número pequeño de ejemplares, pero, todas, al fin y al cabo, no eran más que coediones o autoediciones malamente camufladas.
Por todo esto: por el despertar de mi inconsciencia y los consejos contra la coedición, os estoy muy agradecido compañeros.
Durante los primeros meses de 2009, mi tercer manuscrito empezó a interesar a algunas agencias y editoriales importantes, que tras recibir una propuesta y algunos capítulos, me pidieron el original completo. Paralelamente, el mismo manuscrito, recolectó un buen número de rechazos. No sé a vosotros, pero para mí, comprobar la bandeja de entrada de mi correo se había convertido ―ya por aquel entonces― en una rutina obsesiva. Fue en esa época cuando me zambullí de lleno en la escritura de mi cuarta novela, que había surgido de un paseo en el día de Navidad con mi perra Layka.
Además de Bibliotecas Virtuales conocí otros foros: Locus Literario, Prosófagos y Ábrete Libro! Aprendí que existe una cosa que se llama “Revisar manuscritos” y, en medio de esa creciente labor de aprendizaje a través de los vericuetos del mundo editorial, recibí una llamada de un agente literario para hablar de mi obra. Fui a Valencia, y aquella primera entrevista donde hablé de “literatura”, me gustó, por qué negarlo, pero luego, de regreso en casa, tras meditarlo tranquilamente, aconsejado por mi esposa y una buena amiga que había hecho en mi bagaje ciberespacial, me di cuenta de que esa agencia sólo vendía humo, y demostraba que hay mucha gente sin escrúpulos.
Poco después, recibí un email esperanzador de una gran agencia que se interesaba por mi tercer manuscrito, y que quería someterlo a más informes de lectura, pues al parecer había pasado ya algunos filtros. Con el ánimo renovado, seguí con mi cuarta novela, y la acabé en agosto. Todos los que escribís sabéis el gran vacío que te queda tras acabar una obra intensa. Yo estaba agotado, pero necesitaba distraerme con algo y no tenía intención de embarcarme en otra gran historia de momento. Fue entonces, cuando, a tientas, creé “El alma impresa”.
Gracias a ella, he hecho nuevos amigos y amigas. Y ese ha sido mi mayor orgullo: vuestra amistad y compañía. Es maravilloso encontrar tanta actividad, tantos sueños y esperanzas: algunos sois grandes escritores, noveles o experimentados, pero grandes, y también, grandes lectores, amantes todos de la literatura. Muchos tenéis increíbles páginas webs, blogs imprescindibles, y casi todos, más o menos, sois ciudadanos activos de foros virtuales.
Fruto de estas nuevas amistades, conocí a dos grandes amigas, que me brindaron su ayuda para encarrilar la corrección de mi nuevo manuscrito, con gran generosidad. Sólo puedo decir que aprendí mucho acerca del arte de la corrección, un nuevo enfoque de la obra, algo que, visto ahora, considero imprescindible.
También me animé a participar en una tertulia literaria (El escarabajo palabrero), que se celebra mensualmente en mi ciudad, donde conocí a más gente extraordinaria, y, de ese modo, me abrí un poco más a lo que ocurría ahí fuera, asistiendo por vez primera a presentaciones de libros.

Aunque, por supuesto, mi andadura no estuvo exenta de tristeza, ya que recibí dos malas noticias: la agencia literaria que me estuvo dando esperanzas durante casi todo el año, finalmente, no se decidió a contratarme, y, por otro lado, una de las grandes editoriales, respondió, tras mi insistencia, con unas frases demoledoras hacia mi escritura.

Pero, si miro hacia atrás, y hago balance, éste ha sido un año muy bueno, porque he aprendido mucho. Ahora, mi objetivo prioritario consiste en convertirme en un buen escritor. Escribir bien es mi máxima prioridad, y la publicación, de darse, será una consecuencia de eso.
Tampoco puedo olvidarme de que este fin de año me ha traído otras cosas buenas: mi primera entrevista a cargo de la escritora Blanca Miosi, en la excelente Prosofagia, y también que Patrick Ericson me pidió escribir el prólogo de su nueva novela (gracias a la sugerencia de Oriafontan): “La memoria de Lucifer”, que hice encantado, y que al parecer le ha gustado tanto a él, como a su editor y agente.
Y, para terminar, debo decir que estoy orgulloso de este blog, que a pesar de comenzar con titubeante paso (mi miedo a la informática), ha supuesto una apertura aún mayor hacia el mundo literario que se mueve ahí fuera, ajeno, muchas veces, a la manipulación del mercado, a los gustos caprichosos de la oferta y la demanda; ese mundo poblado por vosotros, por vuestras ideas, por vuestros sueños, y, sobre todo, por vuestro amor por la literatura.
Por tanto, sólo me queda agradeceros vuestras palabras de aliento, vuestros consejos, vuestros toques de atención, vuestras discusiones, vuestra amabilidad, vuestras protestas, pero ante todo, vuestras continuas visitas, comentarios y opiniones, que son pequeñas joyas pendidas de este arbolillo construido con palabras que, poco a poco, y gracias a vuestra generosidad, se ha ido convirtiendo en un árbol alegre y fuerte que crece firme e impreso en esta maravillosa realidad virtual.



Os deseo un Próspero Año Nuevo:
Que vuestros sueños se cumplan y os desborde la felicidad.


P.D. Aunque aparece algún nombre propio en el texto, son excepciones necesarias para la comprensión del mismo. Realmente me hubiera gustado poneros a todos, peros sois tantos que tenía miedo de dejarme a alguno. No podría perdonármelo, así que espero que sepáis comprenderlo.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Soy leyenda, de Richard Matheson


Desde hace tiempo, me encontré con que mucha gente hablaba de este libro. Grandes escritores y lectores, lo aconsejan como uno de los mejores de su género. En realidad, es una novela corta, casi un cuento largo. De hecho, yo la leí en apenas una tarde, y sobre todo, después de salir de Madame Bovary, cuyos párrafos son densos, y repletos de pausas.
Así que hoy, en esta entrada, voy a echarme un poco de tierra encima.
Sinceramente, me he quedado decepcionado, al menos, un poco. Tal vez, la culpa no es del libro, tal vez, sea mía.
Reconozco que soy un lector bastante ecléctico. Antes de hacer esta reflexión, como digo, tal vez equivocada, he procurado leer algunas reseñas. Todas hablan de la obsesión de Matheson por la soledad, y otro punto que resaltan es la justificación científica que intenta darle objetividad a sus argumentos.
Ni lo uno ni lo otro me han convencido. Reconozco la originalidad del texto, pero no me ha emocionado, como lo ha hecho, por ejemplo, “La carretera”. La opresión que sentí con el libro de McCarthy fue mucho mayor, como lo fue la sensación de angustia, de miedo, de zozobra… Si los comparamos ―aunque las comparaciones pueden ser odiosas― existen muchos puntos en común entre ambos libros: un mundo apocalíptico, sin esperanza, personajes solitarios rodeados de seres que tratan de comérselos, un mundo gris. Pero además, en el caso de “La carretera”, se añade el problema del hambre de los protagonistas. Sea como fuere, creo que el personaje de Matheson no conecta conmigo del todo, no me llega, porque no me lo creo, porque le falta profundidad, le falta verdad. Los vampiros se quedan a dos aguas, tienen reacciones humanas (hablan, provocan sexualmente) y otras que no lo son tanto, pues no se relacionan entre ellos, no piensan con lógica. No me cuadran del todo, ni tampoco el intentar desmontar las leyendas, aunque se justifique, porque luego las vías interesantes que se abren en el texto se diluyen en el mismo como humo. De hecho, se habla de dos tipos de contagio, el tradicional y “otro”. Se intenta teorizar científicamente y por ahí, tal vez, para mí, la historia ―aunque no me guste― se habría salvado si, el personaje, por ejemplo, se hubiera interesado más por la ciencia y tratase de buscar un solución, como parece que en principio va a hacer. Ese punto, bien desarrollado, habría dado más juego, como ocurre, en la película de Lorenzo´s Oil, donde unos padres normales empiezan a investigar sobre enzimas y biología desde la base. Eso sí resultaría interesante.
La narración, defendida por muchos por su brevedad, me parece también, demasiado breve. El tópico de si breve, dos veces bueno, es para mí, un tópico. Cada historia tiene que tener su número de páginas, no digo que ésta debiera tener seiscientas, pero sí algunas más, para desarrollar más al personaje, su motivación psicológica, a los vampiros. Evidentemente, se juega con la dualidad: bien-mal, normal-anormal… Pero no es tan profunda como otras obras, a mí, como digo, me da sensación de que la radiografía que hace Matheson del alma humana se queda escasa.
Es, a pesar de todo, un libro muy aconsejable, con momentos muy buenos, y no digo que sea un mal libro, pero no es lo que yo llamaría una obra maestra.
Algunos podrían achacar que esta reflexión mía, tal vez, se deba a que al acabar de leer Madame Bovary, me encuentro con un libro de párrafos cortos, y lenguaje sencillo con una gran historia y que el salto es muy grande. Lo que sí os puedo decir es que lo cogí con muchas ganas, con verdaderas ganas de que me gustara. Quizá lo lea dentro de unos años y tenga que recapitular, tenga que cambiar mi opinión, y será bueno, porque el tiempo pone las cosas en su sitio. Pero nada más acabar de leer “Soy leyenda” empecé “Por quién doblan las campanas” de Ernest Hemingway, con un lenguaje también sencillo, y ¡joder! ¡Hemingway sí sabe radiografiar el alma humana!
No sé, perdonad aquellos que consideréis “Soy leyenda” una obra maestra, y me alegro que os haya impactado tanto. Lo respeto, porque es vuestra opinión.
A mí, me dejó tibio.
P.D. ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

sábado, 19 de diciembre de 2009

Madame Bovary, de Gustave Flaubert.


Centrado ahora en mi particular “maratón literario”, quiero traeros mis impresiones sobre esta novela universal de Gustave Flaubert (nacido en 1821 y muerto en 1880).
Soy consciente de que poco puedo aportar yo a los comentarios que se han vertido sobre esta obra maestra, pero puedo atreverme, sin embargo, a tratar de acercarme a ella sin complejos, con las manos desnudas y la mente abierta del estudiante que ansía mejorar y aprender de los grandes.

En el magnífico prólogo de la edición de bolsillo de Ediciones Cátedra se analiza la obra desde diversos ángulos que nos permiten atisbar su magnificencia. Lo que más impacta es el objetivo trazado por Flaubert de construir una obra que se sostuviera por entero en el propio estilo, no en personajes grandiosos que deslumbrasen al espectador. De hecho, los personajes son vulgares y corrientes, no destacan por heroicidades, ni tienen valores dignos de elogio. La prosa, que navega entre el realismo y el romanticismo, es el resultado de un minucioso trabajado del detalle, de la palabra, de la frase; una corrección hasta la saciedad, eliminando clichés, cacofonías y redundancias. Prueba de ello son los borradores que aún hoy se conservan de la obra original en la Biblioteca Municipal de Rouen. Se conoce que Flaubert tardó aproximadamente cinco años en terminar Madame Bovary (entre 1851 y 1856), y que, para corregir, leía en voz alta la obra, eliminando y reescribiendo aquellas frases que no sonaban de forma adecuada.

Personalmente pienso que Madame Bovary es una enorme trampa. Un dulce y bello sueño en el que entras sin darte cuenta, y con el que Flaubert te embriaga sin que apenas puedas percibirlo. De hecho, la historia no comienza realmente –a mi parecer- hasta la página cuatro, puesto que el inicio no es sino un artificio hermoso de un enorme flashback, narrado en primera persona. Después, en la página cuatro, cambia de narrador, pero de una forma exquisitamente sutil.
La obra, no se basa en una sucesión de hechos, es más bien un estudio psicológico de los personajes, concienzudamente construido. Para mí, lo más hermoso quizá, es el apoyo en la descripción de la atmósfera y los paisajes para crear sensaciones y emociones en el lector que ayuden a comprender lo que sienten los personajes:

Él partía, y entonces, por la carretera principal, sobre la que se extendía una interminable cinta de polvo, por los caminos hondos donde los árboles se curvaban en bóveda, por lo senderos cuyos trigos le llegaban hasta las rodillas, con el sol sobre los hombros y el aire matinal en las aletas de la nariz, con el corazón lleno de las delicias de la noche, el ánimo tranquilo, la carne satisfecha, iba rumiando su felicidad, como los que siguen saboreando, después de la comida, el gusto de las trufas que se digieren.

Otro de los aspectos que más me han gustado es el uso de la coma y del punto y coma para detallar rítmicamente la prosa, eliminando verbos y creando una entonación maravillosa al leer:


Al lado, sobre el césped, entre los abetos, una tenue luz iluminaba la tibia atmósfera. La tierra, rojiza como polvo de tabaco, amortiguada por el ruido de los pasos, y con la punta de sus herraduras, al caminar, los caballos se llevaban por delante las piñas caídas.

Una tarde en que, sentada junto a la ventana abierta, acababa de ver a Lestiboudois, el sacristán, que estaba podando el boj, oyó de pronto tocar el Ángelus. Era a principios de abril, cuando abren las primaveras, un aire tibio circulaba sobre los bancales labrados, y los jardines, como mujeres, parecían componerse para las fiestas de verano.

Para lograr plasmar los más hondos pensamientos de los personajes, Flaubert, asienta las bases del estilo indirecto, donde consigue fusionar la voz del narrador omnisciente con la de propio protagonista, de modo que el lector no sabe dónde empieza uno y acaba el otro:


Se preguntaba si no habría medido, por otras combinaciones del azar, de encontrar otro hombre; e intentaba imaginarse aquellos acontecimientos no ocurridos, aquella vida distinta, aquel marido que no conocía. Pues no todos eran como éste. Tal vez hubiese sido un hombre guapo, atractivo, como lo eran sin duda los que se habían casado con sus antiguas compañeras de colegio. ¿Qué estarían haciendo en este momento?

Flaubert fue acusado de ofensa a la moral pública y a la religión. Esto generó un proceso que lo llevó ante los tribunales, siendo absuelto, y con ello, ganando la obra más repercusión si cabe. No obstante, en mi humilde opinión, los sentimientos que se destilan de Madame Bovary se encuentran vigentes en nuestra sociedad actual con una fuerza, tal vez, más evidente. El egoísmo de las personas, su vileza, les lleva a no pensar en los demás, y por tanto, sacrifican su propio destino en función de sus desahogos, de sus caprichos, de una pasión vacua que, sin embargo, no trae felicidad a sus vidas y que arrastra todo lo que encuentra a su paso, como un río desbordado, incontrolable y mortal.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Una mini entrevista

Ayer recibí una noticia emocionante.
En el número de diciembre de la revista literaria Prosofagia, aparece una mini entrevista que me hizo la escritora Blanca Miosi, conocida por todos vosotros, y autora entre otros éxitos de “El legado” –La hija de Hitler- (Editorial Viceversa).
Me siento muy feliz por este detalle que ha tenido Blanca para conmigo, puesto que sólo soy un aspirante a escritor que aún no ha publicado y, por tanto, un desconocido a los ojos del mundo editorial.
¡Muchísimas gracias, Blanca!
También se lo agradezco a todo el equipo de la revista. Cuando le echéis un ojo (aquellos que nunca lo hayan hecho ya, claro) podréis comprobar la excelente calidad y profesionalidad de la misma, además de la ilusión que desborda.
La mini entrevista aparece en la página 14, no obstante os invito a leer todo el número porque no tiene desperdicio.

¡Saludos y Felices Fiestas!


Este es el enlace: http://www.revistaliteraria.prosofagos.com/

De todas formas también podéis acceder a Prosofagia en el enlace permanente que hay en el blog, columna de la derecha.

P.D. Si hubiera problemas para descargar el PDF os ruego me lo digáis, que si hace falta copio la entrevista por esta vía (je, je.. ¡Que me hace ilusión, leñe!)

lunes, 14 de diciembre de 2009

Nuevos escritores

La recién creada editorial “Edalie publicaciones”, ha comenzado su andadura en el mercado literario con dos compañeros del foro Bibliotecas Virtuales: Ithur y Warkos (aunque debería puntualizar que ambos son compañeros de un post titulado “Mis contactos con las agencias” creado por Elisabet, y que constituye en sí mismo un foro dentro de Bibliotecas Virtuales).
Edalie es una editorial on-line que ofrece dos tipos de publicaciones: e-book (libro electrónico) y p-book (libro impreso), con un coste “cero” para el autor, alejando, por tanto, los temidos y frustrantes fantasmas de coediciones y autoediciones. Pero para mí, lo más importante que ofrece Edalie en el panorama actual es una salida honrosa a los autores noveles a los que las grandes editoriales dan sistemáticamente la espalda. Os copio el enlace de su página web:
http://shop.eldaliepb.com/
Y dicho esto paso a presentar las obras de nuestros compañeros, que de eso trata esta entrada:

LA IRA DEL DIOS OSCURO
(LOS DIEZ REINOS, LIBRO I)
de Juan Jesús Hernández Gómez
(conocido por algunos de vosotros como Ithur)


Sinopsis de la obra:
Nacido con un don que le permite comunicarse con los animales, el joven Revan ha sido criado por dos misteriosos personajes que esconden secretos que el muchacho ni siquiera alcanza a imaginar.Cuando todo su mundo se derrumba debido al feroz ataque de un ejército procedente de un reino enemigo, Revan se embarca en un viaje lleno de peligros y aventuras donde encontrará y perderá amigos, se enfrentará a pruebas terroríficas y violentas y, sobre todo, descubrirá quién es en realidad y cuál es el destino que le aguarda al otro lado del mundo.

Sobre el autor:
Juan Jesús Hernández, natural de Cádiz, es, a pesar de su juventud (20 años), un escritor muy prolífico, pues tiene en su haber catorce novelas, diez de las cuales configuran el proyecto de “Los Diez Reinos”. “La Ira del Dios oscuro” es además del primer volumen de este proyecto, su primera novela publicada, y está centrada en la literatura fantástica.
Conocido por su simpatía, por su imaginación desbordante y por el entusiasmo que siente hacia la escritura, estoy seguro de que esta primera obra de Juan Jesús no defraudará a nadie.


El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=14

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ÚLTIMOS SUSPIROS

de Marcos Moreno

(conocido por algunos de vosotros como Warkos)


Sinopsis de la obra:
Hay una cosa que nos conecta a todos en esta vida, y eso es la Muerte... Pasando de lo trágico a lo irreverente, de lo personal a lo ajeno, de lo crudo a lo surrealista, esta obra nos presenta una serie de historias cortas que muestran desde diversos enfoques la forma de percibir ese fatídico encuentro.

Sobre el autor:
Marcos Moreno nació en 1977 en Barcelona. Es licenciado en Periodismo y en Relaciones Laborales por la Universidad Pompeu y Fabra, y ha desempeñado la labor periodística en Diari de Sabadell, TVE y el departamento de prensa de ESADE. También ha colaborado con otros medios escritos como las revistas [Ox]ígeno y 7 Metros, y presentando un programa de radio en Alternativa Barcelona. Actualmente es redactor jefe de la revista Evasión. Marcos es además de novelista, poeta y escritor de cuentos. “Últimos suspiros” es su primera obra que sale a la luz.

El enlace donde podéis adquirir la novela (también podéis acceder a ella mediante la imagen del Escaparate del blog, situado en la columna de la derecha):
http://shop.eldaliepb.com/product.php?id_product=11

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Os deseo a ambos mucho éxito con vuestras obras.

Y para que no se diga: ¡yo ya las he comprado!

viernes, 11 de diciembre de 2009

La brújula loca, de Torcuato Luca de Tena.

Corre la primavera del año 1937 y la aviación del general Franco bombardea Santander dentro de las acciones por hacerse con el Norte de España. Los vecinos de la capital cántabra se afanan en buscar cuerpos de entre los escombros de una casa alcanzada por una de las bombas caídas durante la noche. De puro milagro hallan a un niño que, a pesar de estar inconsciente, ha podido salvarse gracias a que la criada lo protegió con su propio cuerpo.
Horas después, Perico despierta en la más completa soledad de la taberna donde lo llevaron. Confuso, y sin que nadie se dé cuenta, vuelve a su hogar, escala una montaña de ruinas y se queda durmiendo en la maltrecha habitación. A la mañana siguiente, los vecinos lo buscan con la finalidad de cumplir las órdenes del alcalde, quien dictaminó embarcar a Perico en el Odesa, un buque soviético cargado de niños refugiados que hará escala en el puerto y que era el principal objetivo de la aviación franquista. Mientras, Perico pasea por la playa tratando de localizar a sus hermanos pero se topa con un curioso personaje, un viejo socarrón y desdentado, que se queda perplejo ante su desparpajo. Es Martín Pescador. Después de pasar el día con él, regresa a su casa en ruinas, donde, para su decepción, todo sigue en las mismas condiciones. Su mente infantil, auspiciada por la cizaña de su oso de trapo, dictamina que sus padres y hermanos han regresado a Madrid sin él.
Sin perder tiempo, llena una caja de madera con un montón de cosas útiles a sus ojos: una estatuilla de la Virgen, el diente de su hermana pequeña, la foto del novio de la criada vestido de quinto, una medallita, un peine, un estuche vacío, un bote de crema Nivea y un par de calcetines. Y con tan singular equipaje pone rumbo hacia Madrid, mientras España entera es sacudida por la guerra.
―¿Adónde me llevas? ―preguntó la Virgen.
―A Madrid―respondió Perico.
―¿No has oído decir que hay guerra?
―Sí lo he oído, pero ¡a mí no me da miedo!

Así comienza “La Brújula Loca” (1964) de Torcuato Luca de Tena, un libro que me prestó mi amiga Isis y que ha sido un entrañable descubrimiento. La novela tiene ese sabor añejo de la buena literatura española, enraizada directamente en el Quijote o el Lazarillo de Tormes, donde se van sucediendo toda clase de personajes y escenarios pintorescos, magníficamente tintados con dialectos propios de cada zona y un lenguaje riquísimo en expresiones y giros gramaticales. Cual hidalgo febril, Perico fija sus molinos de viento en la capital de España y no cejará en su empeño de llegar a ella esperando lanzarse a los brazos de su madre (temiendo por otro lado que ésta le regañe por haberse retrasado). En su aventura lo acompañarán aquellos que irá engatusando con su pícaro magnetismo, incluido su más fiel escudero: el prudente y cobarde Tres patas, un perro pulgoso especialista en sobrevivir a los envites de la calle.

Cómica, cínica, tierna, dura, pícara, desgarradora, alegre, melancólica… "La brújula loca" es una historia narrada con mucha belleza que os encogerá el corazón.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Mi experiencia con la corrección (II)

Hola, amigas y amigos.
Tras unos días de intenso trabajo literario y escasas horas de sueño, por fin conseguí terminar la revisión de mi último manuscrito. Debo confesar que estoy muy orgulloso de este trabajo por el esmero y las ganas que le he puesto. Tras varios meses de revisiones con momentos buenos y malos, si miro hacia atrás pienso, sinceramente, que ha merecido la pena. De hecho, ahora empiezo a comprender frases como: “la revisión puede llevarte más tiempo que la propia escritura” o “tienes que dedicar mucho tiempo a un párrafo”. Jolines, en mi caso creación y revisión han estado casi a la par en términos cuantitativos de tiempo, y, SÍ: tardé horas en revisar un página que escribí en minutos, y, SÍ: me atasqué leyendo y releyendo un único párrafo (cientos de ellos), del derecho y del revés, batallando con redundancias, con chirridos molestos para el subconsciente, y cómo no, me confieso perpetrador de un crimen: pues seguí las instrucciones de los grandes maestros y asesiné a mis seres queridos. Ya que para avanzar no hay otra forma: debes despojarte de cierto egocentrismo, de cierta autosuficiencia que engalana tu ego pero lastra tu obra. Aunque fijaos que dije “cierto/cierta”. ¡Che, sólo soy un aprendiz imperfecto!

En esta labor post-creación debo agradecer la ayuda a tres mujeres.
La primera, mi esposa, que entraría dentro de la definición del maestro King como mi “lectora ideal”. Ella ha sido y es mi primera lectora, pues ha leído todos mis manuscritos, incluyendo el famoso mamotreto de 900 páginas, que por cierto, es el que más le gusta, aún cuando las editoriales y agencias no quieran verlo ni en pintura. Su apoyo es primordial para mí. Un escritor (o aspirante a escritor) necesita alguien que le ponga los pies en la tierra, que le anime cuando se siente derrotado y le diga que no es el fin del mundo, o que le eche un jarro de agua y le ponga los puntos sobre las “íes” cuando se ha pasado de la raya y ha escrito una bazofia. Por suerte, la escritura no es como la vida, pues en el caso de la primera podemos revisar y revisar antes de dar a luz. Pero como dijo la increíble Esther de Prosófagos (una chica con un don especial para corregir y para detectar arrugas): si no te esmeras lo suficiente, y publicas tu obra con fallos, luego te arrepentirás, porque saldrá a la calle, se hará independiente y no podrás cambiarla. Y yo añado: lo peor de todo, para un escritor que se precie, es contemplar una obra suya y saber que pudo hacerla mejor, que pudo poner más de sí.
Y continuando con el hilo: mi esposa leyó el manuscrito y me hizo sugerencias que me fueron muy útiles, fundamentalmente en el desenlace de la obra, donde tuve que soltar lastre por mi tendencia a empedrarlo todo, y después de tres borradores, ha quedado bastante majo. ¡¡Muchas gracias por aguantarme!!
Las otras dos personas han sido dos amigas cuya identidad no revelo porque ellas mismas me lo pidieron (al menos una de ellas explícitamente y la extiendo a la otra por si acaso, ¡qué queréis que os diga!, mejor pecar de prudente).
Estas amigas (relacionadas con la literatura en distintos grados) tuvieron la amabilidad de ofrecerse, sin que yo lo pidiera, para leer una parte del manuscrito, en concreto las cincuenta primeras páginas. Quizá para muchos no sea un número muy significativo, pero en el caso de esta nueva novela sí lo es por algunas razones: la estructura ya está definida, aparecen los personajes principales, y también el estilo.
Sin que ambas amigas supieran entre sí sus identidades respectivas, sus comentarios coincidieron en muchos puntos: la excesiva descripción del entorno (“Sergio parece como si quisieras describir una ciudad entera con los ojos del personaje), el uso reiterado de frases cortas que la hacían muy cortante a ojos del lector, así como varias cosillas de gramática, puntuación y el uso de la raya en los diálogos, sobre todo en las intervenciones no habladas. Os dejo un enlace que puede seros de utilidad:

De la primera amiga secreta (primera por orden de ofrecimiento, que conste) debo destacar que me ha ayudado un montón (con apuntes, correcciones…), pero sobre todo le estoy profundamente agradecido por su “visión editorial” adquirida con su propia experiencia. Así, siguiendo sus consejos, aumenté el ritmo del inicio del manuscrito, alternando dos capítulos entre sí (segundo por primero). El inicio es fundamental en una obra y yo, tiendo a comportarme como un motor diesel, arranco despacito y voy ganando terreno conforme pasan las páginas, lo cual no es muy aconsejable en este mundo literario con el que nos ha tocado lidiar. Y si no que os lo digan a vosotros, que como yo estáis acostumbrados a los rechazos, pues como es sabido, las editoriales y agencias piden a menudo tan sólo las primeras páginas. ¡¡Muchas gracias por tus sabios consejos, primera amiga secreta!!
Y respecto a la segunda amiga, pues maravillosa también (es una lectora con un olfato finísimo): me dio consejos, enlaces, me escribió apuntes, correcciones… buff… se portó genial, algo que no se puede expresar con palabras. Y me dio profundos ánimos, que también se agradece. ¡¡Muchas gracias segunda amiga secreta!!

En resumen, que le debo mucho a estas dos amigas (y a mi esposa) porque uno termina obcecándose con la obra y necesita una referencia externa, que le hable con cierta objetividad o subjetividad, pero que le dé una opinión para que uno pueda darse coscorrones contra la pared, y aunque en un principio se rasgue las vestiduras (creedme, a veces, ocurre), luego tras una reflexión más fría puede sacar muchas cosas de provecho.

Y para finalizar os pongo un adelanto de mis conclusiones respecto a la corrección, que tal vez, en el futuro, termine completando. Pero, ojo, no me toméis muy en serio, al fin y al cabo, sólo soy un autor novel, un aspirante a escritor que aún no ha publicado:

1. Tras el primer borrador es cierto que hay que dejar reposar el manuscrito. No puedes seguir corrigiendo con la excusa de que las primeras partes las escribiste hace meses (lo hemos hecho todos y es un atajo inadecuado). Yo dejé un mes, y no fue suficiente. La próxima vez pondré el listón en seis semanas.

2. La primera revisión debes hacerla tú solo (sin ayuda de nadie) y debe ser general para detectar el ritmo de la novela, si los tiempos verbales son adecuados, si el sentimiento es correcto y emociona, también posibles lagunas argumentales, y si existe alguna cosa o tema que debas resaltar, o mejor expresado: si tu novela trata de algún tema en concreto, en el que no habías reparado. Esto que puede sonar a locura transitoria ocurre en mi caso porque yo escribo sin conocimiento previo de lo que va a ocurrir y por tanto la historia crece por sí misma. En esta revisión puedes descubrir conexiones entre ciertas partes que tal vez, hayan quedado demasiado débiles o dispersas. Anótalas y ensálzalas si es necesario. Y por contra, pule (elimina, cercena) aquellos excesos de información o párrafos redundantes que en esta lectura general saltan como balizas en un mar oscuro.

3. La segunda revisión debería leerla alguien más aparte de ti mismo, y si es posible más de una persona de tu confianza (en mi caso bastó con las primeras páginas, aunque por supuesto es mejor toda la obra). En esta revisión céntrate en correcciones ortotipográficas, para darles tiempo a tus lectores a darte consejos. Seguramente te los darán antes de acabar y así puedes, tras estudiarlos, empezar a meterlos en la revisión (que podría saltar casi que a la tercera).
Si el cambio sugerido es importante (tanto como para obligar a reescribir la historia) tómate tu tiempo para asimilarlo. Tal vez tu primera reacción sea echar espumarajos por la boca, pero créeme, debes dejar pasar un tiempo para comprender, para asimilar con el cerebro.

4. Tal vez, requieras de más revisiones antes de la última, yo creo que estuve por cinco o seis, pero no fueron profundas cada una de ellas, pues afectaban a partes distintas cada vez (tiempos verbales, ortografía…).

5. Lo que sí recomiendo es una última revisión exhaustiva, párrafo a párrafo, frase a frase, palabra a palabra, chirrido a chirrido. Larga, concisa y sin piedad. Es la que más me costó y fue la que mejor deja al manuscrito. ¡Parece mentira que pueda darse un salto tan importante al final!

6. Por último conviene usar el Word o cualquier otro programa para darle un nuevo barrido a todo y encontrar nuevas faltas ortográficas (a veces, tras tantas revisiones, sale algún horroroso gazapo). Tened en cuenta que habéis revisado y simultáneamente reescrito ciertas partes, por lo que el error es posible.

7. Y para finalizar: Maquetación, simple y concisa. Cuanta más sensación “de limpieza” deje el manuscrito, mejor. Sin grandes alardes, ni dibujos, ni fotos, ni letras saltonas, ni nada de eso. En mi caso y por si os interesa: letra New Times al 12, interlineado 1.5, y portada sencillita, con títulos en 14 y mis datos personales en la esquina derecha (como me dijo Daniel DC).

Bueno, Esta ha sido mi primera incursión seria con una corrección (a este nivel, claro). Lo dejo escrito para recordarlo la próxima vez, como una especie de ruta. De todas formas, no todo el trabajo está hecho, después, si hay suerte, han de venir los profesionales con sus sugerencias, con sus consejos, con nuevos fallos… Resumiendo: más trabajo todavía.
¡Ah, se me olvidaba! Lo más importante que he sacado en claro y que me ha enseñado el “clic” que os comenté en la anterior entrada, es que para corregir debéis desarrollar un vínculo entre vuestro cerebro lógico y vuestro cerebro creativo. El lógico detecta los chirridos, las arrugas, señala los puntos flacos, lo que no funciona, pero es el creativo el que reescribe. Es algo así, como los coches híbridos, por buscar un símil.
¡¡Menudo rollo os he soltado!! ¿Seguís ahí? Je,je, je… un abrazo.